
Meses de entrenamiento, depósitos cargados de ilusión y piernas curtidas eran nuestros avales para afrontar el reto. Para el corredor popular el esfuerzo es garantía del éxito con independencia del resultado, por lo que el triunfo estaba asegurado. Sólo quedaba el último día, el de la carrera, pues la maratón empezó mucho antes, en agosto. Por aquellas fechas, Juanra y yo empezamos las tiradas con el objetivo puesto en la maratón de Valencia. Al principio no eran muy largas, pero sí exigentes debido a los calores estivales. Grandes madrugones no fáciles de compatibilizar con vacaciones y noches de verano.
Más tarde vinieron las tiradas largas y semanas repletas de kilómetros. Piernas doloridas pero cada vez más fuertes. Alguno de los entrenamientos ha quedado grabado en mi memoria de forma muy especial. Grandes momentos compartidos con buenos amigos.
Lo importante del día D es que no haya ningún imprevisto que impida disfrutar de la carrera y llegar a la meta, a la alfombra azul. El tiempo estuvo a la altura de las circunstancias y la lluvia no se atrevió a estropearnos el día.

Hasta el kilómetro 16, no muy fino y algo lento, pero más o menos, iba bien. Esa parte del recorrido me gusta y, muy especialmente, el tramo que pasamos por el centro de Valencia (La Paz, San Vicente, Plaza del Ayuntamiento, Barcas y Colón). A partir de ahí y hasta el 28, el recorrido no ayuda. Empiezan a fallarme las fuerzas y tengo que tomarme antes de tiempo la barrita energética y el gel que llevo encima. Veo al cuñado andando por la acera y roto. Le pregunto pero no me oye. Va con Amparo quien me hace un gesto que lo dice todo. ¡Qué mala suerte! Ánimo Josequi y a por la próxima.
Luego viene el tramo de los túneles del margen del rio. Resulta muy emocionante. Los corredores gritamos y cantamos. Música a tope y, entre túnel y túnel, vemos arriba al público apoyado en las barandillas que no deja de animarnos. ¡Valientes! ¡Valientes! Yo saludo desde abajo sin saber a quién. Cada vez hay más público. Llegamos a la Alameda, el kilómetro 30 de la carrera. Las molestias en las rodillas van en aumento. Me preocupa físicamente y me hunde psicológicamente. ¡Qué mala suerte!, ¡Precisamente hoy!

Pronto veo a los otros Vegablue. Hacía cuatro horas que no los veía aunque sabía que estaban cerca. Estamos muy contentos y nos felicitamos por la hazaña. Ahora a reponer fuerzas. También vinieron a comer Jose Luis que corrió el 10k y Héctor y Dani que corrieron unos kilómetros de la maratón. Comida muy entrañable.
Desde el 18 de noviembre, Vegablue es un poco más grande. Necesito otra. Quiero otra.
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