20 de febrero de 2011

Atacado por un can

Sucedió el sábado, nada más empezar un entrenamiento. Comenzaron a seguirme dos perros, uno pequeño, feo y agresivo. El otro muy grande aunque, gracias a Dios, menos violento. Seguí corriendo confiado en que pronto se cansarían. No fue así.

El chucho pequeño me atacó. Se abalanzó sobre mí en un movimiento brusco e inesperado e hincó sus dientes, pequeños pero incisivos, en mi pierna izquierda, logrando atravesar la pernera que llevaba. Porque estaba su amigo grande, si no lo encalo.

Tras el ataque, el chucho seguía ladrando. Era evidente que no tenía bastante. Su agresividad presagiaba un nuevo ataque en cualquier momento. Yo quieto, tranquilo y en guardia por lo que pudiera pasar. Mientras tanto su amigo grande seguía observando. ¿Qué hago? Sin perder ojo, lenta y dignamente, decidí subirme a una valla cercana en espera de que se fueran. Y se fueron.
Pude volver a casa para limpiar y curar la herida. Después salí de nuevo a correr, eso sí, en dirección opuesta.
Bueno, como el percance no ha tenido mayores consecuencias, os informo que mi próxima carrera será en Oliva, el día 6 de marzo.
Está por decidir si la media o la cuarta. ¿Quién se apunta?

1 comentario:

  1. Angustiosos momentos para un deportista. Para que luego digan que correr no es emocionante

    ResponderEliminar